sábado, 22 de marzo de 2014

Al amor









  Ya no soy el que fui, y ya no sabré jamás serlo.
 Mi hermosa primavera y mi cálido verano, dan el salto hacia mi ventana.
 Amor, siempre fuiste mi señor, te serví bajo todos los dioses.
 Ay, si pudiera dos veces nacer, ¡cómo te serviría mejor!
 Labraría unos surcos, donde sembraría semillas de las flores del amor, abonarlas y regarlas, seria toda mi pasión.
 Pegar nuestros cuerpos, como la cola a su madero pego.
 Dejarnos acariciar, como la brisa al trigo acaricio.
 Abrazarnos, como la mariposa a la amapola abrazo.
 Sobrevivir juntos, como sobrevive la luna y el sol.
 Volar al amanecer el día y hasta la puesta de sol.
 Pintar nuestra casa de amarillo, del color del sol.
 Amarnos el uno al otro, como a su dueño ama el perro pastor.
 Bailar dando vueltas, como danza la abeja alrededor de la flor.
 Querernos con toda el alma, la misma que pone en el tiempo el reloj.
 Encontrar nuestro sitio, como en la tierra la hormiga lo encontró.
 Mojarnos con el agua de la lluvia, como en el estanque el pez se mojó.
 Rodar por la ladera, lo mismo que por la nieve el copo rodo.
 Despojarnos de la ropa, como del capullo la mariposa se despojó.
 Trepar hasta la montaña, aunque sea despacio como despacio anda el caracol.
 No olvidarnos nunca de quienes fuimos, y nunca jamás dejar de serlo, y así amarnos como si fuésemos seres eternos.


                 

Fdo: Nadavepo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tragedia