sábado, 7 de diciembre de 2024

Cariño a primer vista




 


 Miraba hacia el suelo mientras caminaba pensando en mis cosas. A tres pasos de mí te vi al borde de una alcantarilla, corrías peligro de desaparecer por ella, así que con mucha cautela fui a salvarte de la tragedia.

 Mientras acachaba mi mano con suavidad para recogerte, observe que eras transparente, en tu centro había una figura eólica de múltiples colores y tu exterior era perfecto, tu forma esférica me eclipsaba porque eras pura matemática.

 Con la palma de mi mano te eleve a mi altura mientras tú despertabas de tu amargura. Me fije que abrías tus pequeños ojitos mientras te sorprendías y asustada me decías:

¡No me haga daño por favor!

 Después del sobresalto que me lleve, tuve que esperar unos segundos para poderme reponer. Pues jamás pensé que un ser inanimado pudiera hablar y que yo le pudiera contestar:

¡Jamás te haría daño!, lo único es que casi me vuelvo loco… viendo que siendo una pelota de goma puedas hablar.

 Me miro fijamente con sus ojitos redondos y con una expresión de incredulidad me replico:

Puedo hablar y sentir, pero también me he quedado anonadada al saber que después de tantos años un ser humano me puede oír.

 Intuitivamente le conté:

Hace tiempo leí una historia de una persona que había tenido una conversación con un canto rodado, la verdad es que no llegue a creérmelo. Pensé que era una historia sensacionalista, de ahí que al oírte me haya quedado como si hubiera visto a un fantasma. Pero cuéntame, ¿Cuál es tu historia?

Mi historia es la degradación desde la alegría a la pena. Todo empezó cuando un niño en un kiosco me compro, pues como puedes ver soy una bola de goma maciza… de esas que arrojas contra cualquier superficie y no para de botar y rebotar una y otra vez. Pero esto era en los años setenta, cuando los niños jugaban con nosotras y con otros muchos juguetes, todo era alegría para ellos cuando nos veían como locas saltar y saltar, además nos guardaban en sus mejores cajas donde tenían sus tesoros más preciados. También te diré que como éramos tan locas y pegábamos esos saltos tan grandes, nos perdíamos con mucha asiduidad… pero siempre aparecían otros niños que nos encontraban y a los cuales hacíamos disfrutar.

  Pero pasaban los años y los niños dejaron de salir con otros amiguitos a la calle para jugar, además aparecieron unas maquinitas digitales que les absorbió la mente aislándolos de la realidad y encerrándolos en casa. Por lo cual fuimos siendo olvidadas y desapareciendo con los años y a duras penas tengo noción de como he podido sobrevivir hasta hoy, he dado tumbos por campos, ciudades, ríos y un sinfín de parajes más. Pero lo último que recuerdo es estar rezando al borde de esta alcantarilla… para ver si alguien me rozaba y caía por ella para desaparecer en las cloacas y no aparecer más, y acabar con esta tristeza que tanto me pesa.

 Me dio tanta pena sus palabras, que no puede más que responderle de esta manera:

¡No seas negativa!, te diré que yo fui de los niños de esa generación que fuimos súper felices jugando con vosotras, nos alargabais los días, las distancias y la emoción de ser niños. Y te puedo asegurar que si no hubiera sido yo y te hubiera encontrado otra persona de mi generación ya fuese hombre o mujer la hubieras llenado de ilusión. Entiendo de tu desesperación por no haber encontrado a alguien que te haya valorado.

 Exclamó con una sorpresa superlativa:

¡De verdad!

Por supuesto.

 Le respondí sin titubear.

  Y es más lo que te digo, conmigo te quedarás y aunque yo ya no tengo edad de jugar, si tengo un amiguito que no se cansa de jugar, es mi perrito huesitos que es tan bueno y bonito como tú, así que jugarás y jugarás y te cuidaremos como si en vez de goma fueses de cristal.

 Y colorín colorado este cuento se ha acabado…y si quieres sorprenderte más cuelga en tu árbol las bolas de navidad.

 ¡Que ya vas tarde!

 

   Alejandro Maginot

 


3 comentarios:

  1. Bueno, bueno, esto sí que es un cuento de Navidad en toda regla.
    Esa pelota estoy más que segura que será feliz en su nuevo hogar, con huesitos y su dueño.
    Has dado en el clavo, la generación de hoy en día no sabe jugar en la calle, hay que decir que los tiempos cambian y los juegos son de otro modo, pero no dire que sean peores, hay una realidad evidente, se pierden tantas cosas, como es ese sol tomarlo, esa lluvia jugar con ella y estirar las piernas y terne mejor forma física, entre otras muchas como es el contacto directo con otra persona de tú a tú.
    Gracias, por dejarnos esta reflexión en cuento.
    Un fuerte abrazo y muy feliz resto de fin de semana.



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    1. Tu lo has explicado mucho mejor que yo. Los niños de hoy seguramente serán felices a su manera, pero con seguridad y como bien dices tu, disfrutan menos del sol, de la lluvia y como no de la naturaleza en general.
      Olvidamos que mover las extremidades y nuestro motor motriz, ósea nuestro corazón es esencial para nuestro desarrollo a ciertas edades.
      Muchas gracias por ponerle un poco de luz e este cuento, que refleja un poquito las diferencias entre generaciones y sus formas de jugar.
      Te mando un abrazo con cariño entrañable amiga y te deseo un final de puente maravilloso.

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  2. Que bonito!!!
    Lastimosamente hoy en dia las personas somos mas sedentarias y esos aparatitos que deberian de servirnos para muchas tareas se han convertido muchas veces en las nuevas niñeras olvidandose de lo mas importante que es mover nuestro cuerpo. Ojalá y entendamos que debe de existir un equilibrio entre las dos cosas.
    Saludos y abrazos, Cuidate mucho.

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