Con doce años, en una clase de religión. El
señor sacerdote me pregunta…
―
¿Qué es el infierno Alex?
Yo respondo.
―
Estar lejos de ella.
El sacerdote queda extrañado, parece no
entender. Por lo que vuelve a preguntarme.
―
¿Y la gloria?
Seguro de mí le respondo.
―
Estar en sus brazos.
Cuando alcanza a comprender de lo que le
estoy hablando, me contesta muy aireado.
―
Sal de clase, quiero que vayas al despacho del director. Y por supuesto hasta
que no rectifiques, tendrás suspensa la religión.
Antes de salir del aula, me vuelvo dirigiendo
mi mirada hacia sus ojos, y le fulmino con unas palabras.
―
Ustedes predican el amor hacia tus semejantes, predican la unión entre dos
personas. Pero ahora que usted ve el amor puro entre dos adolescente, en su
cabeza y en sus retorcidas entrañas sólo ve perversión y lujuria. Probablemente
será por la represión a la que usted ha estado sometido. O no, puede que usted
lleve en sus genes el sabor a la envidia de ver a los demás felices. O quizás
su amargura no tiene precedentes… sea lo que sea, le diré que jamás podrá
empañar un amor inocente, con sus amenazas manidas por los años. Y si considera
suspenderme, suspéndame aquí y ahora, porque también me tendrá que suspender en
la otra vida. Porque ni usted ni nadie, impedirá que la ame tan limpiamente
como sus ojos no son capaces de ver. La amaré por encima de todo, hasta por
encima de Dios, y si eso me condena al infierno, sepa usted que hace tiempo que
estoy ardiendo… pero de frenesí, de gozo en el alma, de mariposas aladas
atravesando mi estómago.
Sé que mi suerte, es no vivir en la época de
Torquemada. Porque seguro que me hubiese mandado a la hoguera, pero le
recalcare que ni trescientas hogueras me harían desistir, de conjugar el verbo
amar por ella, querer por ella, desear por ella, y una cosa que usted jamás
podrá sentir… sufrir por ella.
Acabado queda mi discurso, y si por un atisbo
de esperanza algo le llego al corazón, me sentiré orgulloso de haber sembrado
la semilla de la compasión en su persona.
Nadavepo.
Precioso relato que siembra la mayor de las emociones en mi corazón: El Amor. Porque no es un pecado, sino un sentimiento puro y la esperanza de sentirte vivo aunque te falte el aire. Como siempre pones tu alma en cada palabra mi querido Alex, muakkk.
ResponderEliminarGratitud infinita, muy bonita descripción del amor puro y verdadero. Gracias querida Marta. Me gusta leer tus comentarios.
EliminarMe has emocionado con este relato tan bello y puro como es el amor entre dos.
ResponderEliminarUn amor perdurable en el tiempo en pasado, presente y futuro.
Un amor limpio y verdadero.
Enhorabuena mi poeta, pues cada día te superas más.
Bonito conjugar de verbos en pasado, presente y futuro. Gracias por tan bonitas palabras querida Soraya.
EliminarNunca dejes de conjugar AMAR es el verbo más puro que existe.
ResponderEliminarAmando.
Maravilloso querida Dolors. Gracias por tu coment.
Eliminar