miércoles, 28 de octubre de 2020

Elegancia Clásica

 








  Te bautizaron en una ciudad antaño fortificada, a la orilla de un río milenario que, por los árabes lleva su nombre dado.

 

  Que contradicción, ponerte el nombre del arcángel protector de la ciudad, ubicado sobre un pilar, en el centro de un puente romano.

 

  Eres mezcla de muchas culturas, belleza árabe en tus rasgos, firmeza gaélica en tu ser, elegancia clásica romana… aunque tu naciste en época cristiana.

 

  Naciste con alas, como el arcángel que te avala, porque sabes volar sobre las adversidades… con la belleza y serenidad, que emana del azul de los mares.  

 

  Te has enamorado de un hombre atento y caballeroso; robaste una manzana para que él pudiera comer,  pero se te ha perdonado.  Porque tu  fuerza radica en el amor, que le profesas a un Dios mundano… ojos de azabache, dientes nacarados,  la humanidad se pierde porque la estreches entre tus brazos.

 

  Rompeolas que quiebra la voluntad de los hombres, excusa para acariciar el viento, protesta para que no se pierdan los amores lejanos… brilla la luz en el centro del escenario, y la historia se escribe sin guion ni calendario, porque la pureza del amor; no es una pausa entre actos. 


  Piérdame como cualquier mortal, entre el bosque de tus encantos, ni Afrodita lo hubiera imaginado, que robarías una manzana… pero sin cometer pecado.

 

  Amárrame tiempo… no me dejes dejar atrás, la belleza que supera lo que ni Dios hubiera imaginado.

 

 

Alejandro Maginot




Brisa