Aunque la mayoría de los hombres no lo
quieran entender, yo te tengo como mi mejor amiga aunque seas mujer.
Sonríes a
mis chorradas aunque no te encuentres bien, aceptas mis bromas sin ponerte en
pie… “De guerra”, aguantas mis
parrafadas aunque te duela la cabeza.
Eres fruta cuando no hay lluvia, trigo en
invierno y agua en el árido desierto. Cariño en servicio las veinticuatro
horas, el reloj que hace cucú cuando llega la hora.
Eres mi castillo de naipes, la que conmigo
juega a ser sincera, la que me despeja cuando tengo aturdida la cabeza.
Llenas de ocio la soledad, derramas buena fe
esa que le falta a los demás, tienes la virtud de ser honrada… no te puedo
pedir más, qué bonito es crear contigo una sólida y bella amistad.
Me iluminas en conocimientos que yo desafino,
por eso me siento cobijado y abrigado... cuando el mundo sin darnos cuenta se está
quedando frío.
Por eso, te regalaré la palabra más
impresionante que en el diccionario encontré… “Gratitud”, apreciada y querida mujer, porque sin tu
calor… la naturaleza hace tiempo que hubiera dejado de florecer.
Alejandro Maginot.