Me pides la
libertad, como si yo alguna vez te hubiera atado. Tú has hecho y deshecho todo
lo que se te ha antojado. Que ironía que uses esa palabra conmigo, cuando yo
todo te lo he consentido.
Quizás hubiera
tenido que ser yo el que te la hubiera pedido, te lo digo sin reproches, pues
yo he sido tu esclavo pero convencido. Me has amordazado, cuando más hablar
contigo he necesitado. Has querido verme desquiciado, pero no lo has
conseguido.
Tú celosa, en mí has
querido provocar lo mismo, pero yo no estaba preparado, pues me sobraba el
cariño. Adorarte quiero, aunque a ti te dé lo mismo, y que me pidas libertad ¡que ocurrencia has tenido, cariño!
Tú libre siempre has
sido, pues naciste libre, y libre yo te he querido. Así que no me pidas
libertad, ofenderme no te servirá, y cuando quieras puedes echar a volar.
Yo contigo, sí que
en una jaula de cristal he estado metido. Por eso te agradezco la oportunidad
que me das, pidiéndote que me rompas el cristal, que ahora soy yo el que quiero
echar a volar.
Tal vez, en un
futuro no muy lejano, le pidas a otro que lleves cogido de la mano, tu
libertad. Lo mismo esta vez no la consigues, y pasas a ser una mujer esclava de
verdad… esclava de él, y de tu propia entre otras cosas vanidad.
Nadavepo