miércoles, 31 de enero de 2018

Tu libertad












  Me pides la libertad, como si yo alguna vez te hubiera atado. Tú has hecho y deshecho todo lo que se te ha antojado. Que ironía que uses esa palabra conmigo, cuando yo todo te lo he consentido.

  Quizás hubiera tenido que ser yo el que te la hubiera pedido, te lo digo sin reproches, pues yo he sido tu esclavo pero convencido. Me has amordazado, cuando más hablar contigo he necesitado. Has querido verme desquiciado, pero no lo has conseguido.

  Tú celosa, en mí has querido provocar lo mismo, pero yo no estaba preparado, pues me sobraba el cariño. Adorarte quiero, aunque a ti te dé lo mismo, y que me pidas libertad ¡que ocurrencia has tenido, cariño!

  Tú libre siempre has sido, pues naciste libre, y libre yo te he querido. Así que no me pidas libertad, ofenderme no te servirá, y cuando quieras puedes echar a volar.

  Yo contigo, sí que en una jaula de cristal he estado metido. Por eso te agradezco la oportunidad que me das, pidiéndote que me rompas el cristal, que ahora soy yo el que quiero echar a volar.

  Tal vez, en un futuro no muy lejano, le pidas a otro que lleves cogido de la mano, tu libertad. Lo mismo esta vez no la consigues, y pasas a ser una mujer esclava de verdad… esclava de él, y de tu propia entre otras cosas vanidad.




Nadavepo 





viernes, 26 de enero de 2018

Nunca es tarde para pedir...












   ¡Por favor!

  Dedícame un pensamiento. Al menos  durante ese tiempo sabré que estoy dentro de ti. Me darás la maravillosa oportunidad, quizás por última vez, de oír el embaucador rumor del torrente sanguíneo que recorre tus venas. Podré oír el musical latido de tu corazón, que es sobre todas las melodías, la más apasionante para mí. Sentir tu respiración una vez más, será como sentir el ulular del viento en los más intrincados cañones de la tierra. Exploraré si de nuevo, el revolotear de las mariposas recorren tu vientre, así sabré lo que sentiste aquella primera vez, en que nos miramos a los ojos y aprendimos a querer.

   Romperé el tiempo dentro de tu ser, para vislumbrar todos los recuerdos vividos en el pasado, y saber porque dentro de ti me he debilitado. Que sentimientos no habré sentido, cuando tú los has requerido, o que cosas no he sabido hacer para conformar todo el tiempo que tú crees haber perdido.

  Ya sé que no podré calmar tu desasosiego, por eso te he pedido ese pensamiento, para allá donde estés, puedas sentir el pesar de mí ser. Y desde él… desde mi mente, mi corazón y pensamiento, pedirte el más humilde y sincero perdón.

  Por eso te digo a ti, a mi primer y único amor, que seas feliz borrando de tu corazón los malos recuerdos. Que yo dedicaré mi vida entera, a velar por ti y por tus sentimientos.




Nadavepo.  





jueves, 4 de enero de 2018

Secuoyas












  Siempre dí por hecho, que me durarías siempre, que serías eterna. Que inocencia la de ser niño, aún de adulto seguía pensando como cuando era un crío, que no me faltarías nunca.

  Tú, que fuiste mi pilar, mi fortaleza, qué desgarrador es ver como te apagas,  cual tímida vela. Tiro mi credo al aire, porque pierdo la fe en nuestra esencia, de que más allá puede haber tierra.

  Doblan las campanas, pero no de una iglesia, son de cuero ajado que solo en mi interior suenan. Púleme madre naturaleza, pues quiero creer que no estamos de paso, que somos secuoyas que duraremos miles de años.

  Hoy más que nunca, quiero acentuarme en tí. Necesito énfasis sobre tu ser, amarte antes que recordarte,  colorearte antes de tu palidez, besarte antes de que seas una brisa de aire.

  Quiero quererte a destajo, a cualquier hora, sobre cualquier minuto, bajo cualquier segundo, antes de que te tornes papel. Pues no quiero mañana leer lo que de tí escribí ayer.

  Hazte siempre presente, en la niebla, en el humo, o en los pozos de café. Pues en cualquier parte a donde yo mire, allí te veré. Ya no me aterroriza, saber que vas a desaparecer, pues yo soy voluble como el oxígeno, y dentro de tí me quedaré.

   Amándote eternamente… Como a una secuoya te abrazaré.



Nadavepo





Brisa