miércoles, 27 de julio de 2016

Apenas te conozco












  Que lujo fue, sin buscarte te encontré… sobre los canales de Venecia, en una góndola de terciopelo y marfil.

  Me escribías con el mismo respeto, que le profesa el majestuoso sol al cimbreante abeto… pura cortesía, que se acrecienta día a día.

  Desde mi ventana contemplo, el canal de color azul que me lleva hacia tu luz… y tú al otro lado sin apenas divisarme, hablas pero no con el corazón y dices que apenas me conoces.

  Acaso, hay que conocerse para ver la misma luz del sol… no es verdad, que sin conocernos vemos el mismo cielo estrellado y que la luna es el espejo donde tú y yo nos reflejamos.

  Quizás, no tiene esto más fuerza que un amor maltratado… no puede ser tan puro, como el que jamás cometió pecado.

  Dime, si no se ensancha tu corazón al saber que me tienes a tu lado… que la oscuridad de mis ojos, se vuelve brillo cuando te ríes de mis vocablos.

  Para amar no hay que hablar, ni estar descalzo en el fango de un pantano… para mí, amar es sentir una brisa tuya y ponerse mi corazón a palpitar.




Nadavepo.





  

domingo, 24 de julio de 2016

Veinticuatro












  Que memoria la mía, no acordarme de este día…. el veinticuatro en tu vida, que siempre te porfía.

  Des amamantado quedo, por no aprender el credo de ese calendario perpetuo… donde brilla la magia de tu hermoso día.

  Arrástrame arena caliente, hacia donde sale el sol de poniente… para que jamás me olvide de su día. Ese que determinó su destino y me puso en su camino.

  Veinticuatro horas de azar, para que se engendrase una vida… que casualidad, el día veinticuatro se ha gestado y tú al paraíso has llegado.

  Déjame que te contemple, amor de números pares… que para sopesar tu calidad humana, todo el oro del mundo no vale.





Nadavepo.




martes, 19 de julio de 2016

Desposada












  Sabía que estabas desposada, pero aun así me enamoré de tí.

  Yo era como el sediento que va por el desierto, caminando entre gotas de agua para calmar su sed.

  Y aunque tu matrimonio hacia aguas, eras una mujer responsable que tenía miedo, a dejar de a tu marido serle fiel.

  Pero poco a poco y sin apenas darte cuenta, con tus sutiles palabras me dabas esperanza, de que nuestro amor podía ser.

  Una cosa nos llevó a la otra, y para cuando quisimos acordar, ya era imposible aquel deseo detener.

  Qué hermoso fue aquel día, en que hablando de poesía nuestros labios se juntaron sin querer. Todas mis cartas de amor fueron selladas, por un tímido beso casi por mi robado, necesario para calmar el ansia de los latidos de nuestros corazones que desbocados, pedían de la fuente del amor beber.

  Cuéntame cómo sucedió, pues yo arrastrado por la impureza del deseo, me deje perder y ahora que tú te escondes no sé cómo retroceder.

  Dimos al unísono el primer paso, muy tímidamente para entrar en la gloria del placer. Tan solo fue una vez, pero fueron múltiples orgasmos que la cabeza nos hizo perder.

  Y ahora no entiendo porque evades mis intentos, de a tu cuerpo volver a darle placer. Creo que te invade la duda, de si lo hiciste mal o quizás te de miedo no poder retroceder.

  Pero yo te rogaría, que recuerdes como de la poesía pasamos al placer, envueltos en una burbuja que aislándonos del mundo, hizo que perdiéramos el norte y entráramos en un viaje estelar donde todo lo pudimos alcanzar, aunque ahora tú de nuestra nave te quieras bajar.

  Pero aún así, te gritaré que te amo y me arrodillaré ante tu imagen, que aunque parece delicada y frágil… tiene las garras afiladas del deseo y las condecoraciones ganadas por dar suculento y puro placer.

  No pido más, que si quieres seguir con tu vida, por favor no dejes de leer mi poesía. Y aunque no quieras ser mi amante, por favor te pido…  déjame tu amistad sincera, porque sin ella puedo fenecer.





Nadavepo.




jueves, 14 de julio de 2016

Andé












  Andé y no pare de andar, buscando una playa donde en la arena un corazón poder dibujar.

  Andé en línea recta, ande en zigzag, pero sólo alcancé un acantilado de duras rocas donde un corazón no se podía dibujar.

  El mar en lo más profundo y nuestro amor en alta mar. Miro a lo lejos y ni tan siquiera diviso sirenas que te puedan avisar, que nuestro amor naufraga sin remedio. Y yo me pregunto.

  ¿Por qué razón será?

  Como en cofre hermético e insondable, la respuesta en tu corazón esta. Pero tú callas y callas, prolongando en mí una amarga incertidumbre, que como la carcoma devorándome las entrañas esta.

  Yo pido, lo que tú no me quieres dar. Una respuesta que me saque de la duda, porque esta compañía en soledad.

  Amargan mi garganta, mis monólogos hablando de piedad. Piedad que no me ofreces y que sólo en la escultura de Miguel Ángel veo reflejar.

  Si te acuerdas de algo, recuerda que te amé con respeto y sinceridad. Si eso no sirve para ablandarte, desata la cuerda de este bote y déjalo navegar en libertad.

  No seas egoísta, no me ancles en un puerto sin mar. No dejes que me oxide, abandonado sobre un cúmulo de sal.





Nadavepo.




miércoles, 6 de julio de 2016

La Fuerza.












  Estaba de pie bajo tus pies, observaba como tú, una figura de yeso policromada clavada a una cruz de madera, inmóvil, inerte, agónica… tenías una fuerza tan inusitada, que movías masas de personas en cualquier lugar del mundo, donde tu cruz estuviera clavada.

  A tí todos acudían, todos te rezaban y muchos te cantaban, en aquel momento creí, que yo no te necesitaba… ingenuo de mí, no sabía que algún día te suplicaría, te rogaría, te rezaría e incluso te lloraría.

  Avanza la juventud, rebosante de salud y con la felicidad del que no tiene problemas… pero el camino es largo, arduo el recorrido y más duro aún elegir nuestro destino.

  Por eso al andar, te pedimos, te adoramos, incluso si muere alguien de nuestra familia no te culpamos… porque necesitamos creer, como lo necesita todo ser humano.

  Y si me encuentro en la peor de las situaciones, yo tendré fe… creeré en tí, figura de escayola policromada a una cruz anclada.

  Creeré en tí Señor o como quieran llamarte, porque para estar vivo a una luz tienes que agarrarte… y que mejor luz, que la que escogieron mis mayores para educarme.





Nadavepo.




  

Brisa