miércoles, 6 de julio de 2016

La Fuerza.












  Estaba de pie bajo tus pies, observaba como tú, una figura de yeso policromada clavada a una cruz de madera, inmóvil, inerte, agónica… tenías una fuerza tan inusitada, que movías masas de personas en cualquier lugar del mundo, donde tu cruz estuviera clavada.

  A tí todos acudían, todos te rezaban y muchos te cantaban, en aquel momento creí, que yo no te necesitaba… ingenuo de mí, no sabía que algún día te suplicaría, te rogaría, te rezaría e incluso te lloraría.

  Avanza la juventud, rebosante de salud y con la felicidad del que no tiene problemas… pero el camino es largo, arduo el recorrido y más duro aún elegir nuestro destino.

  Por eso al andar, te pedimos, te adoramos, incluso si muere alguien de nuestra familia no te culpamos… porque necesitamos creer, como lo necesita todo ser humano.

  Y si me encuentro en la peor de las situaciones, yo tendré fe… creeré en tí, figura de escayola policromada a una cruz anclada.

  Creeré en tí Señor o como quieran llamarte, porque para estar vivo a una luz tienes que agarrarte… y que mejor luz, que la que escogieron mis mayores para educarme.





Nadavepo.




  

2 comentarios:

  1. El tema de Fe siempre es delicado , pero en tú poesía has dicho algo muy importante, aún los más agnósticos a la hora de la verdad creen en algo , en este caso los cristianos en esa cruz con la figura de escayola.... un saludo

    ResponderEliminar
  2. Tu lo has captado, me alegra mucho querida amiga. Ese era el mensaje que quería transmitir. Besos con mucho cariño.

    ResponderEliminar

Brisa