Estaba de pie bajo tus pies, observaba como
tú, una figura de yeso policromada clavada a una cruz de madera, inmóvil,
inerte, agónica… tenías una fuerza tan inusitada, que movías masas de personas
en cualquier lugar del mundo, donde tu cruz estuviera clavada.
A tí todos acudían, todos te rezaban y muchos
te cantaban, en aquel momento creí, que yo no te necesitaba… ingenuo de mí, no
sabía que algún día te suplicaría, te rogaría, te rezaría e incluso te
lloraría.
Avanza la juventud, rebosante de salud y con
la felicidad del que no tiene problemas… pero el camino es largo, arduo el
recorrido y más duro aún elegir nuestro destino.
Por eso al andar, te pedimos, te adoramos,
incluso si muere alguien de nuestra familia no te culpamos… porque necesitamos
creer, como lo necesita todo ser humano.
Y si me encuentro en la peor de las situaciones,
yo tendré fe… creeré en tí, figura de escayola policromada a una cruz anclada.
Creeré en tí Señor o como quieran llamarte,
porque para estar vivo a una luz tienes que agarrarte… y que mejor luz, que la
que escogieron mis mayores para educarme.
Nadavepo.
El tema de Fe siempre es delicado , pero en tú poesía has dicho algo muy importante, aún los más agnósticos a la hora de la verdad creen en algo , en este caso los cristianos en esa cruz con la figura de escayola.... un saludo
ResponderEliminarTu lo has captado, me alegra mucho querida amiga. Ese era el mensaje que quería transmitir. Besos con mucho cariño.
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