Un día, una enorme y terrible tormenta azoto
toda la región. El río Blas cercano al granero, que normalmente llevaba el
cauce de un arroyo tranquilo, se desbordo sin control y con una furia
inusitada, inundo rápidamente los campos y todo lo que encontraba a su paso.
Dentro del granero, dos pequeños ratoncitos, aún demasiado jóvenes para valerse
por sí mismos, quedaron atrapados en una balsa improvisada que la corriente
arrastraba hacia un torbellino del río. Sus padres desesperados, ¡chillaban y
gritaban pidiendo ayuda!, pero la fuerza del agua era tan abrumadora… que parecía que
aquella situación no tendría un buen final.
Los ratones más agiles intentaron acercarse,
pero la fuerza del agua los hizo retroceder. En medio de aquel tremendo caos,
Remy sintió un alarde de valentía que lo hizo actuar. Su pelaje que antes había
sido motivo de burla, ahora era su mayor ventaja. Su cuerpo regordete y su pelo
denso y ligeramente impermeable, le daban una flotabilidad inesperada en él.
Con una determinación que nunca antes había sentido, Remy se lanzó al agua sin
titubear.
Nadando con todas sus fuerzas, lucho contra la corriente, mientras los ratoncitos asustados se aferraban a su balsa, Remy logro alcanzarlos y con un esfuerzo sobre humano, empujó la balsa hacia un terreno más elevado, donde el agua ya no suponía un peligro. Agotado pero victorioso, Remy regreso al granero llevando a los pequeños ratoncitos a salvo junto a su familia.
La atmosfera cambio al instante. Los ratones
que antes se habían burlado de él, ahora lo miraban con admiración ¡Remy nos
salvó! Gritaban los pequeños ratoncitos, ahora todos querían ser amigos suyos,
compartir su comida y escuchar sus historias. Pero Remy, aunque agradecido por
la aceptación de los suyos, en su interior sentía que su propósito en la vida
iba más allá de ese granero… Había descubierto que su singularidad era su fortaleza.
Con una sonrisa por primera vez en sus labios, Remy decidió
que no se quedaría en el granero. Se despidió de todos, con la promesa de que
usaría esa valentía en esta situación descubierta para ayudar a quienes lo
necesitaran... Su corazón se había llenado de una nueva determinación para
afrontar cualquier reto, que la vida le pusiera por delante.
Así que después de despedirse de todos, el
pequeño ratón peludo se embarcó en una aventura sin precedentes alrededor del
mundo... con la finalidad de ayudar a los más desfavorecidos.
“Se propuso llevar su bondad y coraje a cada
rincón del planeta que visitara”
En la despedida y cuando ya se alejaba, los dos pequeños roedores a los que había salvado: le gritaron con sus vocecitas ¿volverás? ¡Vuelve por favor!… volveré y si por un casual me pierdo vosotros me encontrareis.
Alejandro Maginot.
Que buena enseñanza dio nuestro peludo ratoncito.
ResponderEliminarA veces las cosas que sin desagradables para unos es lo que en determinado momento es importante para salvar la vida del prójimo.
Muy bien por Remy, salir a ver mundo y explorar y ayudar a los demás.
Muy bonito tierno y como siempre esa moraleja y enseñanza, nunca hay que menospreciar a quien es diferente.
Un abrazo, feliz resto de domingo.