viernes, 29 de septiembre de 2017

El Tesoro











  Hace mucho tiempo, me encontré un tesoro. Y no estaba dentro de una cueva, ni tampoco en las profundidades del mar, en un galeón atrapado.

  Un maravilloso día descubrí un tesoro. Y no estaba enterrado,  ni tan siquiera en un pozo guardado.

  Un hermoso día, encontré mi tesoro paseando por las calles de la ciudad. Relucía como el sol más radiante, aunque la oscuridad estuviese delante.

  Como brillabas amor, tanto como la punta de un diamante. Rozabas la luna y la apagabas al instante, que pétalo, que flor, que tesoro más alucinante.

  Acaricias las estrellas, y las llevas adornando tu cuello, como si fueran perlas, del nácar más apasionante. Ojos de rubí, pestañas de jade, que preciosidad verte y poder tocarte.

  Que afortunado fui, al encontrar un tesoro que todos contemplasen, pero que yo fuese el único que pudiera besarte.  Y sin ser esmeralda, ni oro, ni plata, ni flor de cristal… eres para mí lo más adorable.
 


Nadavepo. 




lunes, 11 de septiembre de 2017

Pensamientos












  Me arrastro dentro de la oscura noche, entre tus pensamientos dorados y mis deseos nacarados. Ni tan siquiera puedo susurrarte, para no despertarte  estropeando tu plácido sueño. Me conformo con verte dormida, porque contemplar tu cara me ilumina el alma, y tu respiración el ritmo de mi corazón determina.

  Pobre de mí si algún día pierdo tu luz, porque me hundiré en la oscura ciénaga… donde ningún color pinta y la ilusión pierde toda su tinta. Ya soy yo, el que es arrastrado por la oscura noche, entre los pensamientos más aterrados y descarnados, que mente humana pueda sostener.

  Necesito la luz de uno de tus pensamientos, para que de esas arenas movedizas me ayudes a salir. Por eso te pido un último esfuerzo, y como faro que alumbra el camino, enciendas un recuerdo dedicado hacia mí, para poder guiarme y de las penumbras poder resurgir.

  Y no quiero destrozar mi vida, por eso te prometo que si me llevas hasta el amanecer del día… expresaré mis sentimientos lanzándolos al viento, para todo el que los quiera oír.

  En ellos contaré la historia de lo que fué nuestra vida, entre el mar y la colina donde me hiciste tan feliz. Y como epílogo, la descripción de la mágica morada donde te conocí.

  Lino dorado, gasa marfil, tul azul,  esa es la vaporosa casa donde habitas tú.





Nadavepo.




Brisa