sábado, 28 de enero de 2017

Árbol












   Árbol, que con tu savia me amamantas, que con tu corteza me abrazas, que con tus raíces forjas en mí, el credo de la constancia. Nazco ciego en tus entrañas, y hasta que vuelo tu eres mi fortaleza, mi esperanza.

   Árbol, que con tus brazos das curso a los ríos, y con tus pulmones oxigenas mi alma. Confortado en tu sien estoy, mientras tú la roca abrazas.

  Querido árbol, que con tus tentáculos profundizas hasta donde no hay quebrar, ni maldad, ni se asoma la desesperanza. Es ahí,  hasta donde tus raíces alcanzan, es ahí donde quiero tener mi última morada.

  Brama mi quejido, mi aliento te aclama, y rezo por que no desaparezcas, porque los hombres vuelvan a su cordura, y no te claven el hacha. Dejad que crezca, contemplar como ama, y dejar que la vida vuele por sus ramas.

  Episodio amargo, cuando talan tus piernas y  mueres entre la oscuridad y el fango. Tu muerte arrastra a mil muertes más, y estos imbéciles todavía no se acaban de enterar.

  Y si tú mueres, yo quiero morir a ti abrazado, dejando que mi corazón se apague mientras tus hojas se van secando…  y los dos abrazados en nuestro últimos suspiros, demostraremos a los seres humanos, que al perderte a ti, perderán la esperanza de dejarle a su progenie, un mundo más sano.





Nadavepo





martes, 3 de enero de 2017

Purifícame












  Me arrastro una vez más, entre mi cutre y sucia conciencia y lo poco amable que queda en mí ser. Quienes son, los que reivindican que la paz y el amor son sostenibles, que osados son los que van más allá diciendo que incluso pueden ser eternos.

  Nada será eterno, ni tan siquiera las pirámides de Egipto, tampoco lo será lo que hoy conocemos como nuestro planeta tierra. Más volátiles son aun nuestros sentimientos, que derraman como cascadas, odios, recelos, envidias y blasfemias.

  Purifícame, oh! Madre naturaleza, derrama sobre mi corazón tu lluvia transparente y clara. Rocía de polen inmaculado mi alma, para tapar las llagas que me produce el odio aderezado con venganza. No quiero morir con mis entrañas negras como la hulla, quiero que mi ser reluzca como la alborada… porque quiero contagiarme de la sonrisa del abuelo, del canto del ama de casa, del griterío de los niños y del amor con su tierna mirada.

  Y vosotras estrellas libres de la galaxia, bordar en mi alma la inocencia de cuando era niño y en mi corazón la palabra esperanza… la esperanza de volver a amar sin celos, ni rencores, ni tan siquiera un sólo reproche a la mujer amada.

  Para cuando llegue mi momento, poder estar limpio de pensamientos impuros y haber quedado en paz con la gente que dejo atrás, que aunque de lo bueno que hice no se vayan a acordar, tampoco tengan nada que me puedan reprochar.



Nadavepo.





Brisa