miércoles, 20 de mayo de 2020

Corazón Loco











  Que maravilloso es tirarse de cabeza a la vida, contagiado por tu corazón loco.

  Correr por las aceras silbando melodías, como pájaros liberados de sus jaulas ennegrecidas.

  Meternos en las fuentes, aunque todo el mundo nos llame dementes.

  Corretear como adolescentes, sin miedo a quedarnos tontos, por golpearnos la frente.
 
   Deslizarnos por los barrancos, patinando sobre el barro, aunque al llegar abajo, tengamos otro color.

  Saltar sobre la paja, desde la ventana más alta del granero, soñando que en esa caída podremos alcanzar el vuelo.

  Dialogar con los perros que encontremos por la calle, contándole como nos convertimos en poetas locos.

  Saludar al señor grillo que encontremos con bigote, hacerle una reverencia al escarabajo, que como canica en el suelo rebote.

  Pasear bajo la lluvia, utilizando como paraguas un girasol; y descalzos pisar los charcos, salpicando a los sapos que tengamos alrededor.

  Hacer pipí en la cuesta más alta, para ver quién de los dos alcanza la distancia más larga, y con amapolas coronar al ganador.

  Tomar una taza de chocolate, para poder reírnos al ver, cómo quedan nuestros dientes reflejados en el escaparate.

  Bañarnos en el embalse desnudos, mientras bajo el agua agarras mi pene, diciendo que has atrapado al gusano loco del pantano.

  Gracias amor mío, por arrastrarme a vivir la vida, a través de  tu corazón loco.



Alejandro Maginot




martes, 19 de mayo de 2020

El Trovador











  La armonía es, saber dónde el sonido embaucador te lleva. Quizás bajo las estrellas, conoceré la fortuna de la música, esa música que tus labios recita, haciendo que como Ulises quede eclipsado. Mientras,  yo sin hablar tu dialecto, siento por dentro, que soy el trovador que siempre ha estado a tu lado.

  Gustosamente me dejas interpretar tus canciones, que no sólo hablan del ritmo de los corazones, pues tus melodías crean algoritmos mágicos, que con sólo dos palabras todo lo pueden decir.

  Caminando cada noche, subo por los peldaños de la luna, tratando de descifrar, cuál de los poemas que te escribo te gusta más. Porque si lo averiguo, entre puntos y comas no dejaré de danzar, no sólo por la felicidad que me aportará, también podré afinar mis letras, para cuando las leas… poder muy despacito, tu corazón atesorar.

  Te amo más allá de tu piel desnuda, incluso sin carne ni huesos y aunque sólo fueses un pensamiento, con locura te querría. Porque eres la patria donde nací, la naranja que al pelarla en mis manos deja prendido su olor, el acontecimiento más favorecedor, eres las horas que quiero que desaparezcan del reloj, eres el punto fijo donde yo centro toda mí atención… eres musa, agua de manantial, eres todo amor.

  Y aunque mudo a veces me dejas, e incapaz de escribirte ni tan siquiera unas letras, trato de decirte siempre aunque sea gesticulando; que la vida a tu lado pasa volando, que tengo la suficiente capacidad, para en otra vida seguirte amando,  con la misma intensidad que en esta, o en la más distante que la muerte nos proponga, pero por muy lejana que esté… haremos siempre, que nuestro amor nunca se rompa

  Por eso, si yo no te tuviese a ti… sin cuerdas se quedaría mi violín, afónica mi voz y destrozado mi corazón.  



Alejandro Maginot




miércoles, 13 de mayo de 2020

Terror










   Te tenía miedo, mucho miedo. Oía tus llaves, acoplarse a la cerradura de la puerta de casa, y ya estaba temblando; jamás sabía lo que me esperaba, cada día bajaba al infierno contigo, aún sin merecerlo.

  Mi piel se abrazaba, como quemada por el sol, sólo con oír tu voz. Mis moratones hablaban por mi silencio, había dejado de amarte hace mucho tiempo, casi desde que contigo empecé a convivir.

  Yo oculté siempre el daño que me hacías, ¡claro que me preguntaron! pero aún dolida siempre te defendía. No sé si alguna vez llegaste a sentir, que de terror me hacía pis, inmovilizada quedaba bajo las palizas que me dabas, pero tú nunca lo notabas.

  Pánico hasta en tu ausencia sentía, pues hasta la razón la tenía perdida; me habías anulado, como se anula al animal abandonado. Compasión a Dios todos los días pedía, pero tú no desaparecías; olor a quemado es el que percibía, siempre que estabas a mi lado.

  Intenté suicidarme, pero a ti nunca se te movió la sangre. Impertérrito observabas, como de dolor por dentro me desangraba; ni una caricia, ni de compasión una mirada, sólo tu mano para pegarme me rozaba.

  No se odiar, como tú odias a cualquiera que sepa amar. Te nutres del miedo que proporcionas, a lo que crees que es de tu propiedad; naciste para esclavista en época equivocada, pues hoy no se puede maltratar, menos a una mujer, a la que supuestamente tienes que amar.

  Seguramente, ante la sociedad eres un cobarde y pagas tus frustraciones con lo más débil que tienes delante. En tu primer arrebato me sentí frágil, jamás pensé que con el tiempo llegaría a ser tan fuerte, soportando las vejaciones que me proporcionabas en cuerpo y mente.

  Hoy, una luz me ha iluminado, me ha proporcionado la valentía para alejarme de tu lado. Hoy ya no tiemblo, hoy ya veo el color, hoy he renacido como el arcángel caído… hoy no te odio pero si te olvido.


Alejandro Maginot
 





Brisa