En el vientre de la naturaleza, se encuentra
la escalera, por donde suben y bajan los imbéciles que caminan sobre la tierra.
Cargados de maletas mugrientas, que contaminan hasta sus propias viviendas,
pero que rápidamente se sacuden su responsabilidad, echándole la culpa a los demás.
Un erizo me comentó el otro día, como sigáis así
a nuestra esfera le queda pocos días; yo no supe qué responderle, y aunque le
contara lo que yo hago, no podría creerme… porque un grano de arena, no rellena
una playa entera.
Atormentado estoy por ver a donde hemos llegado,
que hasta las plantas el oxígeno nos están negando, por no contar que hasta el
sol quiere achicharrarnos, porque los elementos están perdiendo la fe en el ser
humano… que ya sólo nos llaman seres, pero no humanos.
Hace miles de millones de años, cuando en la
tierra sólo habitaban plantas y animales, no había calvas en las selvas, ni
especies extintas, ni acuíferos secos; todo cambió cuando el hombre puso un pie
sobre la tierra, porque el hombre no deja vivir a nadie ni nada vivo, ni tan
siquiera deja nada en su sitio, todo lo modifica creando un caos infinito.
Pero sin querer ser catastrofista, sé que somos
muchos los que luchamos por una tierra limpia, aunque desgraciadamente son muchísimos
más los imbéciles que contaminan; creyendo que la vida de nuestro planeta no se
agota, sin mirar ni darse cuenta, que la tierra está enfadada… y ha empezado a
devolvernos la pelota.
Nadavepo