Te perdiste en el andén una gélida mañana.
Y no
atendiste mi voz.
Ni tampoco
mis llamadas.
Te perdiste en el andén una gélida mañana.
Y no
entendiste mi dolor.
Tampoco mis
plegarias.
Te perdiste en el andén una gélida mañana.
Y no
atendiste a mí ser.
Tampoco a mi
alma.
Te perdiste en el andén una gélida mañana.
Ciego y con
la mente nublada, decidí….
Que railes
acerados atravesaran mi espalda.
Te perdiste en el andén una gélida mañana.
Roto mi
cuerpo, desapareció mi desesperación.
Mi corazón ya
no se sale por mi garganta.
Te perdiste en el andén una gélida mañana.
Ya no me
importa aquel andén.
Ni esa gélida
mañana.
Para mí, solo eres un reflejo en una gota de agua.
Ahora que ya
no estoy.
Tienes para
perderte todos los andenes de España.
Nadavepo.