domingo, 16 de marzo de 2014

Un escrito de mi infancia, con mucho humor











  Allá en mis años mozos, cuando como una bellota crecía, note como de mi todo el mundo se reía.
 Un día, a mi colegio llegó la más hermosa de las niñas, mientras se matriculaba, observe como todos los niños la miraban.
 Yo, casi jorobado como estaba, no sabía porque puerta la niña, al colegio entraba.
 Un día en el recreo la vi, y creí que se acercaba hacía mí, nada más lejos de mi imaginación, pues yo era más feo que un flemón.
 Cuando pasaba junto a mí, me ponía como un huevo, cuando lo echan a freír.
Dulces sueños con ella tenía, aunque sé que nunca se realizarían.
 Un día que yo llevaba un moco colgando, vi que venía hacia mí volando, tanto terror me entro, que se me quedo la cara, como al mono de los documentales de la dos.
 Ella me pregunto, que a que clase asistía, jorobado y con una vela colgando, descubrí que todo lo decía tartamudeando, estoy en cuaaarto le respondí y parecía una olla que echaba a hervir.
 Ella se sonrió, y me dijo a esa iré yo, con el mástil doblado y la vela colgando, me quede como cuasimodo tartamudeando.
 No sé porque esa niña se dirigió a mí, seguramente sería por la curiosidad, de con un mandril poder hablar.
 Anonadado me he quedado, y tan feliz he sido que como un payaso me he reído.
 Hacia casa corría, para ver a mi madre lo que le parecía, tanto corrí que por un terraplén me caí.
 Como un eccehomo he quedado, y ni incluso Picasso de mí, sería capaz de sacar un retrato, al mirarme al espejo sentí, que ni mi madre se apiadaría de mí.
 Como un mono de Gabón he quedado, justo cuando me había enamorado, las fuerzas me fallan, pero no quiero tirar la toalla.
 Cuando vuelva al colegio le diré, que cuando la vi por primera vez, no había aprobado la nota en inglés, seguro que ella me ayudara, y así la podre aprobar y a mi madre le encantara.
 En la clase de música, la flauta no podré tocar, porque se me han puesto los labios como una careta de carnaval, a la gimnasia no podré asistir, porque tengo los pies y las manos como mazorca de maíz.
 En el colegio, nadie me respeta, pues me salieron mofletes y tetas, el apodo de marranote me pusieron, aunque a mí eso me importaba un bledo.
 No saben que aunque feo y deforme, tengo una delicadeza y fragilidad, que a la mujer más bella puedo enamorar.



 
 Fdo: Nadavepo.




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