domingo, 14 de diciembre de 2014

Mi Virgen










Ateo me creí toda la vida hasta que te tuve delante, cuando te vi supe que había sido un ignorante, no tener fe cuando tenía a la misma virgen a mi alcance.

 Redimirme entre tus brazos era para mí ahora lo más importante, me confesé ante tu alma pura y virginal, prometiéndote que nunca más volvería a fallarte.

 Tú absolviste mis pecados y de penitencia me pusiste que te amara sin tregua ni descanso.

 Mi virgen morena que por ti empecé a amar a todos los santos, quiero que me purifiques con todos tus encantos.

 Ámame como solo tú sabes amar, y hazme sentirme un privilegiado al permitirme quererte y  al sentirme amado por la más bella virgen que los evangelios hayan dado.




Nadavepo.






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