Sin pensarlo, sin buscarlo, sin tan siquiera
soñarlo… no lo encontré, tropecé con él.
Estaba escondido, detrás de unas preciosas
letras… enconadas en una tintineante y aterciopelada voz.
No necesite verlo, con sentirlo me basto…
como vibraba al oírlo hablar, mi descompasado corazón.
Ni hay cielo ni tierra, que nos pueda
distanciar… es como un hilo de araña, imposible de romper.
Me dio la mano, transportándome a mi niñez…
recuerdos de cartas furtivas, que nunca supe esconder.
Fue como volver a nacer, salir del pétalo de
una flor… caída libre hacia un vacío de color, como el salto de un ángel de
radiante esplendor.
Seno que amamanta, silenciando mi voz…
colchón de alpaca, donde mi alma se acomodó.
Rotundo si, al ser tu descubridor… por eso te
he bautizado, con el nombre de “amor”.
Amor que tiene luz, como el radiante sol…
porque reconforta mi cuerpo, con su exquisito calor.
¡Tú eres esa palabra, que todo el mundo llama
amor!
Nadavepo.
Como siempre Alejandro, me dejas sin palabras. Cómo describir todo lo que me haces sentir. Tus palabras, sumergidas en estas bellas letras y escondidas en tu corazón,son un tesoro que vale la pena guardar.No sé quién será tu musa o si es simplemente es un hermoso pensamiento, pero este poema, es muy especial y me ha tocado el alma.Un beso.
ResponderEliminarNo puedes ni imaginar cuanto agradezco tu bello gesto. Leer tus comentarios, iluminan mi pequeña estancia. Que bonito es saber, que un ser tan mágico como tu, me lea a tan larga distancia.
EliminarUn abrazo con cariño.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue sensación en mi alma, palpita mi corazón amil. Te conocí con bellas alas blancas, y como no volar a tu lado y compartir tus tus sueños tus sentimientos. Gracias por tu amistad un abrazo grandote.
ResponderEliminarQuedo eternamente agradecido por tu amistad. Es un placer compartir mis poemas contigo querida Yiyola. Besos con cariño.
Eliminar