Sólo quiero alimentarme de ti, de tú savia, esa
que cultivan en tu caverna las hadas. Esa savia que rejuvenece los atardeceres
del ayer, esas tardes llenas de dicha,
dónde nos jurábamos amor eterno bajo los cedros; dónde las hojas al caer nos
coronaban, dónde el rocío en nuestros rostros con la luz del sol brillaba.
Mágica hierba, que ante nuestra exultante
felicidad bailaba, trinos de Ángeles que en pájaros se encarnaban, peces que
desde el arroyo con una pícara sonrisa nos miraban… ¡Cuánto de ti cada tarde me
llevaba, que necesidad de danzar al son del aire para que tú me contemplaras!
Mariposas que salían de mi estómago cada vez
que me mirabas, cuanta necesidad de ti, de besar cada una de tus palabras. Que ilusión
nos hacía leer los nombres de amores que
por allí pasaban… y que quedaron tallados en los árboles a golpe de navaja.
Camino detrás de ti, observando como tus
caderas con la naturaleza se acompasan, burbujas que se desprenden de tu cuello, que de frescor me llenan al
romperse en mi cara… aún estamos juntos y ya quiero verte mañana.
Movimientos lentos, manos que se entrelazan, ojos
que sin pestañear al mirarnos se dilatan…me
embriago de ti, de tu voz, de tu calma.
Nadavepo
Wuauu..cuanta magia tiene tu poema ,en él hay hadas , ángeles y toda clase de animalillos como son esas mariposas que corretean a través del cuerpo de ese enamorado que desea alimentarse de la savia de su amada ..
ResponderEliminarPrecioso poema donde no falta de nada , darte las gracias porque en esta ocasión eres tú el que nos alimentas el alma ..
Un abrazo y feliz velada .
Gracias una vez más mi querida y apreciada amiga Campirela, tal como tu nombre indica es pura magia hacer que revoloteen mariposas salidas de tus entrañas. Te deseo una maravillosa tarde llena de paz y amor... Muakkkkkkkkkkkkkk
ResponderEliminarQué pasión !! Hermoso poema.
ResponderEliminarGratitud Claudia, un cordial saludo.
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