Se inventó la rueda, La máquina de vapor e
incluso lo más parecido a un corazón.
Pero
jamás nadie invento como tú, la “Gloria”…
Que
me hace viajar sin naves ni distancias, tampoco tiene puertas ni paredes, en
ella se para el tiempo mejorando mis sentimientos.
Tienes
la facultad de acunarme en un campo de flores y de mecerme en un cuadro de mil
colores.
Con
tu poesía me embriagas todo el día, de noche velas por mi descanso
envolviéndome en sueños de lino y hojas de acanto.
¡Qué
gran inventora eres!
Tú
sí que has inventado algo que la humanidad necesita, un entorno descontaminante
donde desaparecen miedos y pecados…
Y
donde los más bajos instintos quedan embalsamados.
Por
eso yo he querido ser el primero en embadurnarme de tu gloria…
¡Para
poder propagar tu misterio a través del viento y las olas!
Nadavepo.
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