Jamás lo entenderé

  Vaya mazazo, que carácter más incontrolado, cuanto esfuerzo desperdiciado… lo que me temía ha pasado.

  Cuánto esfuerzo no interpretado, cuánta adoración fuera de palio… ¿cómo tuve fe, en lo que  sólo había ateísmo consumado?

  Yo ciego, no veo, perdón por la forma del verbo, no vi lo que sucedía a mi lado. Cangrejos devorando mis encantos ¡vaya espanto!… quiero desaparecer en los pantanos del desencanto.

  Débil, tumbado, con mis fuerzas has acabado. Sin premio, sin regalo, ni en el día más señalado… solo desprecios desencajados, amargor purulento en mi ser has dejado.

  No soy pintor, pero te recuerdo metida en un cuadro, te difuminas como se difumina el vapor de mi baño… cuánto lodo, cuánto barro, pierdo mis botas e intento caminar descalzo.

  Afrodisiaco amor, que te vuelves tan agrio, escúpeme tu ácido y acaba con mi delirio de enamorado. Cuantas palabras duras, sin yo haberme pronunciado… perteneces a otro mudo, quizás yo al siglo pasado.

  Canela, romero y acanto, vacía en mí todos tus desencantos. Yo sostendré todas tus frustraciones, cuando tengas fe en el ser humano… miel de caña, muñeco de barro, que contraste más mundano.

  No sé si te has marchado, pues ni carta de despedida has dejado. Cuantas arenas movedizas, bajo mis pies has dejado… me hundo clamando, que me socorras como se puede socorrer a cualquier ser humano.

  Oídos sordos, ojos tapados, la angustia de alguien que te amó, no te ha sobresaltado. No quiero piedad, ni caridad… sólo me conformo con dos gotas de honestidad.

Nadavepo