martes, 2 de febrero de 2016

Anoche












  Anoche tuve un sueño, que me hizo muy feliz… soñé que vivía en la época de mis abuelos.

  Donde beber agua en cualquier lugar del planeta, no significaba tener problemas de salud.

  Comprobé con enorme satisfacción… que un apretón de manos, sellaba algo más que lo que acredita un contrato firmado bajo notario.

  Que las gentes eran nobles por naturaleza… y no porque descendiesen de alta cuna, sino por su honradez y humildad.

  Me asombré enormemente, al ver… que las puertas de las casas estaban abiertas, porque se sabía que si alguien entraba es porque estaba invitado.

  Aluciné, cuando descubrí que todo el mundo… te saludaba, dándote los buenos días, las buenas tardes o las buenas noches.

  Confortado quedé, al contemplar el trato… que se daba a los niños y a las personas mayores. ¡Aún existía el respeto!

  Emocionado estaba, al vislumbrar… que en las fiestas, se compartía la alegría al unísono entre todos los asistentes. Y por la misma regla, en los funerales todo el mundo compartía tu pena. Volví a comprobar que el respeto estaba siempre latente.

  Me encontré de repente, mezclado con una multitud de personas… que caminaban ordenadamente. Mientras sonaba una dulce melodía, entre el gentío se alzó una voz que dijo, “Ave María”.

  La bella música, se fué fusionando con un estridente Rinngg…  y al fondo, oí alguien que ahogaba su voz diciendo “Sin pecado concebida”, entonces desperté.




Nadavepo.





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Brisa