domingo, 10 de noviembre de 2013

Efimeros





  
  Tres serán las mujeres a lo largo de mi vida, la primera me acompañara toda la vida hasta que la tercera se lo permita.
 La primera es la que me dio el don de la vida, la que me pego el empujón para tomar la inercia en esta vida tan peliaguda.
 La segunda es la que me  enseño el sentido de la vida, me dio madurez y sensatez, paz y tranquilidad, Dios permita que la tercera nos separe lo más tarde posible.
 De la tercera es de la que más hablare, pues esta nunca da y siempre quita.
 Quita días de esperanza, te los quita de golpe o aun peor a largo plazo.
 Esta es la que llena las casas de oscuridad y de un olor a rosa negra, que lo impregna todo.
 La tercera es la que elige como cuando y a qué hora se desposara contigo, es fría y calculadora, sigilosa y malvada.




  No respeta nada ni a nadie, a ella no se la llama secuestradora, por llevarte lejos de tu familia.
 Nadie la crítica por embaucar a mujeres hombres niños o ancianos, ella es la que toma la última palabra.
 Oscura lúgubre y tenebrosa, nadie repara en ella aunque el sueño a todos nos quita.
 Todos intentamos darle de lado, pero de sus garras es imposible escapar, cuando llega su momento nos da un abrazo gélido y oscuro que nos envuelve en las tinieblas del olvido.
 Perdí la memoria y los recuerdo del pasado, perdí el latir de mi corazón y mis sentimientos añorados, seguramente con mi tercera mujer ya me he  desposado, que oscuro esta ahora todo, creo que el tiempo se me ha pasado, ya no anda mi reloj, ya todo está parado.
 Fría muerte porque me has congelado, con lo que me queda por contar y no me has dejado, ni tan siquiera despedirme de los míos para decirles lo que los he amado.
 Cuento y no reparo en decir, cuánto daño has causado.
 Muerte indigna que de dolor y sufrimiento las paredes has pintado, creo que ni Dios ni nadie te han perdonado.







Fdo; Nadavepo.




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