viernes, 8 de noviembre de 2013

Laberinto





  Podría volar y no tengo alas, podría volar por este mundo y por todos los mundos  imaginarios de mi mente, podría volar y no tengo alas.
 Podría volar pero no me atrevo, tengo vértigo a lo que pudiera ver en este o en los mundos fantásticos que se pasean por mi mente, no quisiera enfrentarme a mis miedos sobrevolando esos mundos, no sé cómo mi cuerpo ni mi mente reaccionarían, posiblemente sea un cobarde de los que pasan desapercibidos por la vida, sin pena ni gloria.
 En mi adolescencia volé, de ahí el miedo a caer en los abismos más profundos de mis sueños, pero hoy por hoy no tengo ni fuerzas ni vitalidad, ni tan siquiera juventud para volver a intentarlo. Aunque me encantaría por un momento volver a sentir esa sensación de fuerza y libertad donde tu mente desconecta de tu cuerpo y crees que este último es irrompible, inmortal, indestructible, donde la osadía del valor está siempre presente, aun a riesgo de perder tu propia vida.
 Pero ya vez ahora me siento viejo y débil y no podría acometer semejantes batallas de antaño, cuando yo luchaba contra todo y contra todos, quizá la sabiduría de la edad te haga cobarde y a la vez te quieras agarrar a la vida con todas tus fuerzas, aun sabiendo que la vida sin emociones no merece la pena vivirla, y ya de antemano  has tirado la toalla.
 Por eso si pudiera volver a nacer, me gustaría empezar por la madurez, para ir perdiendo todos los perjuicios con forme avanzo hacia la juventud, seguramente viviríamos con más intensidad, más fuerza y la inconsciencia de que la muerte llega pero tú no la temes ni la esperas.
 Arraigo estas letras a la forma de vida que lleve, tan poco aventurera que los años se me acortaron con la velocidad con la que se consume la mecha de la dinamita, pero ya no se puede rebobinar, por lo que no me queda ni el consuelo del más tonto, que es vivir por el mero hecho de haber nacido.





 Fdo: Nadavepo.





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