viernes, 19 de septiembre de 2014

La marea









Ni un ápice de calor en tu mirada.

De rastro gélido, como el glacial que va a la deriva.

De labios rojos, como la manzana que mato a la princesa.

De expresión desafiante y de arrogantes maneras.

Y yo naufrague en el verde de tus ojos, y me hundí en sus turbias mareas.

Y me ahogue en tu corazón, que esta forjado de cristales de piedra.



Nadavepo.




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