Al mundo vine, y desde muy pequeñito observaba todo lo que me rodeaba, y casi de nada me servía pues yo grande me hacía.
Prense, palpe, visualice, olí y me fui, nada
de aquello capte pues todo lo ignore.
A una escuela acudí y de allí no podía salir.
Golpes en mi cabeza sonaron, pues yo aquello
no lo había solicitado.
Me obligaron a madrugar, e incluso hoy a mi
edad no puedo parar.
Siguiendo la rutina y para no perder la
escolaridad, me mandaron a la universidad.
Vuelta a comenzar y no perdamos la oportunidad.
De aquella época no puedo hablar nada más que
de correr y trabajar.
Aquello se pasó volando y al tercio me
mandaron desfilando.
No pude abrir los ojos, cuando ya tenía
veintitantos y como es natural me pase toda la mili andando.
Yo todo aquello lo deje y en el trabajo me
enrole.
Aquello me daba que pensar que mi vida podría
cambiar.
Pero nada más lejos de la realidad, todo
volvía a empezar.
Con un suspiro y una cuenta atrás, estuve a
punto de estallar.
Hoy por hoy miro hacia atrás y pienso que mi
vida solo ha tenido un decimal.
Que tristeza la mía al descubrir toda una vida
vacía.
Yo quisiera mi vida cambiar, pero ya es tarde
para empezar.
Mis neuronas se han bloqueado, y ni tengo
futuro ni me queda pasado.
Y aquí me despido sin más que como a los
toreros me den una oportunidad, para poderme a la tumba llevar un rayo de luz y
libertad.
Fdo: Nadavepo.
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