jueves, 9 de julio de 2020

La herencia del Marqués de Carmona... Cuarta parte










  Llegado a Roma, peregrino hasta Francia donde volvió a firmar como capitán en los tercios españoles, durante cinco años más.

  Pasado los cinco años de milicia, Rodrigo se alejó de las guerras, regresando a Italia, país que le encantaba por su arte y arquitectura clásica, así que estuvo deambulando entre Venecia, Florencia, Pisa y Roma.

  Estando en Florencia, recibió una carta llegada de Sevilla, la mandaba el notario de su tío abuelo Eduardo Ronces, Marqués de Carmona. En esta misiva su señoría el señor notario ,lo requería de esta manera:

   “Muy señor mío, me dirijo a usted en primer lugar, para darle mi más sentido pésame por el fallecimiento de su tío abuelo. En segundo lugar, he de leerle la herencia dejada por éste, cosa que ha de hacerse a la mayor brevedad posible, pues el destino de sirvientes y jornaleros depende de usted mi estimado caballero. Le ruego encarecidamente abrevie  su viaje, y nos encontraremos en la notaria de un servidor lo antes posible, ya que como bien sabrá, no queda familiar alguno del Marqués de Carmona, es usted la única parentela que queda de dicho caballero. Sin más, se despide su seguro servidor Don Florencio Estrada”.

  Rodrigo, quedó pensativo y apesadumbrado, los recuerdos de su tío abuelo eran vagos, pues a lo largo de su vida lo vio sólo cuatro veces, en temporadas cortas y de muy niño. Se sintió totalmente sólo en este mundo, su último familiar había muerto.

  Rápidamente y sin perder tiempo, partió al puerto de Génova, allí estuvo un día, esperando a la salida de un galera que atracaría en el puerto de Sevilla. El viaje se le hizo condenadamente largo, pero tuvo tiempo de ordenar sus pensamientos por primera vez, además afrontar este reto, le hizo olvidarse momentáneamente de la vida tan dura que había llevado, dándole por primera vez un respiro.






  El barco atracó en el puerto de Sevilla en plena noche, las posadas estaban todas cerradas, lo que le hizo acudir a una taberna del puerto, donde su dueño conocido y amigo de él, le dejó un rincón donde acomodarse para pasar la noche.

  A la mañana siguiente, acudió a la notaria, donde el señor notario pasó a leerle la herencia de su tío abuelo. Éste le había dejado todos sus bienes, un cortijo en Carmona con gran extensión de terreno, dedicado al cultivo, y del cual dependían miles de familias, también le dejó un palacio en el centro de Carmona, una casona en el barrio de Triana, cuadros, joyas, carruajes, acciones y un sinfín de haberes, que hacían de Rodrigo uno de los caballeros más ricos de Sevilla. Firmados todos los documentos, el notario le advirtió que lo más urgente, era organizar el cortijo de Carmona, pues de él dependía la comida y salarios de la inmensa mayoría de ciudadanos de la villa.

  Despídiose del notario con gran agradecimiento, salió de su despacho y buscó la salida. Cuando salió a la calle, su corazón se llevó un tremendo sobresalto, en la fachada de enfrente se encontraba Marcelo esperándolo. Rápidamente Rodrigo echo mano al pomo de su espada, no fiándose de Marcelo se puso en guardia. Pero cuál fue su sorpresa, cuando observo que su antiguo amigo no iba armado.


                             
                                                                                                Alejandro Maginot



                                     Continuará...





2 comentarios:

  1. Vaya giro que ha dado la historia, años dónde el caballero se entrega a las milicias y al fin decide volver a un lugar más tranquilo,pero la herencia de su tío cambia sus planes.
    Deberá ponerse al mando de una realidad pues de él dependen muchas familias.
    Nos has dejado con la incertidumbre de ese encuentro entre él y Marcelo. Me da que su amigo será más benevolente esta vez con él.
    Bueno pues nada a esperar como sigue nos dejas en ascuas...
    Gracias y un abrazo.

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  2. Bueno la historia ha girado como gira la vida misma. Esperemos que el caballero Rodrigo, encuentre esa tranquilidad que hasta el momento no ha conseguido. Y esperemos que el encuentro con Marcelo, no sea tan violento como en la última vez.

    Te deseo una feliz tarde.

    Abrazos con cariño.

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Brisa