martes, 29 de abril de 2014

Cuento escrito a mis doce años











  Un Lobo se descojonaba de un ciervo, que no hacía nada más que cantar.
 El lobo le pregunto, ¿porque cantas todo el día? a lo cual el ciervo le respondió, Tú no sabes que cantando se van las penas y se desahoga alma.
 El lobo no creyó nada de lo que le dijo el ciervo, por lo que siguió haciendo su vida sin pena ni gloria.
 Los días pasaban y el ciervo cantaba, y el lobo lo oía y se enojaba.
 Hasta que un día cabreado al ciervo le dijo, deja de cantar pues de nada te sirve loco animal, el ciervo lo miro y le dijo, acompáñame incrédulo y rudo lobo feroz.
 Y el lobo así lo hizo, siguió al ciervo hasta que este se detuvo en un estanque.
 Mírate en el agua y veras como has envejecido y tu rostro se ha agriado, y mírame a mí no solo no he envejecido como tú sino que además me acompaña una sonrisa permanente que me hace muy feliz.
 Cuando el lobo, miro su reflejo en el agua y comprobó lo demacrado que estaba y lo que había envejecido, pego un salto del susto y salió corriendo como alma que lleva el diablo.
 El lobo jamás volvió a los parajes de ciervo, y este seguía cantando coreado por todos los animalitos del bosque, que junto al ciervo pasaban los años en paz y armonía.
 Cantando se van las penas como le dijo el ciervo al lobo, y si al canto añades una sonrisa, te darás cuenta cómo vas retardando el envejecimiento, por eso los animales del bosque se mantienen eternamente jóvenes.
 El lobo sin embargo, por su mal carácter y no cantar y sonreír, envejeció rápidamente y abandono el lugar para retirarse a una cueva donde ningún animal lo viera.


 Moraleja, si ríes mas tendrás menos caries en las orejas.




Fdo: Nadavepo.




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