miércoles, 11 de junio de 2014

Cuando murió mi padre









Cuando murió mi padre, llore.
Llore, pero no todo lo que tenia que haber llorado.
Llore, aunque me dio la sensación de que era un llanto forzado.
Llore, cuando ya no hacia falta haber llorado.
Llore, con lo poco que lo había acompañado.
Llore, pero ya no estaba a mi lado.
De qué sirve llorar, ahora que se ha marchado, cuando por mucho que llore, nada ni nadie lo devolverá a mi lado.
Ahora pienso lo poco que junto hemos reído.                                   ¡Que imbécil fui! por no estar todo el tiempo que me fue posible a su lado.
Se marchó, y que poco lo he disfrutado.
Cuantas cosas quisiera haberle contado, y ahora ya no puedo, porque el reloj no se ha parado.
Del todo lo aprendí, aunque con él no me comporte como él me había enseñado.
Pobre de mí, que solo me he quedado.
Te juro padre, que si todo pudiera empezara de nuevo no te apartaría de mi lado, y te cuidaría como tú siempre me has cuidado.
Espero, que cuando yo cruce la frontera me hallas perdonado, es mi ruego, es la suplica de un imbécil redomado.


  Dedicado a la memoria de mi padre, el ser más especial que ha pasado por mi vida.




     Fdo: Nadavepo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Brisa