El mundo se pudre, como una manzana con sus respectivos gusanos dentro. Nuestro planeta tiene un gusano, muchísimo más peligroso que el de todas las manzanas del mundo, ese gusano es ser humano, que pudre todo lo que toca con sus manos.
Pudre tanto, que
infecta hasta lo más sagrado que tenemos las personas, que es el don de la
bondad y el amor hacia nuestros semejantes.
Miremos desde la
prehistoria hasta nuestros días, masacres, campos de exterminio, luchas fratricidas,
éxodos, como consecuencia de todo esto, nos estamos autodestruyendo, pero no
solo nos estamos destruyendo a nosotros mismos en esta singladura, nos estamos
cargando también a otros seres vivos que nos acompañan, desde el principio de
los tiempos, estos son los animales y los vegetales.
Al destruir las
plantas y animales de un ecosistema, estamos destruyendo lo que llamamos el
ciclo de la vida, de ahí las lluvias torrenciales, los tsunamis, los terremotos
y muchas catástrofes más que nos invaden hoy en día.
No queremos darnos
cuenta, de que estamos acabando con nuestros recursos naturales, y que la
tierra, nos pasara factura a nosotros y a las generaciones venideras, si es que
le dejamos algún legado a estas.
Lo malo de todo esto,
es que la cuenta atrás ya ha comenzado, pero creo que sin retorno para
nosotros, ni para los que pudieran venir en el futuro, se acabara la cadena de
abuelos, padres, hijos y nietos y no podremos remediarlo.
Habrá que citar la
célebre frase que la madre dijo a su hijo Boabdil, cuando este perdió el reino
de Granada, lloremos todas las personas al volver la vista atrás, y ver como ha
quedado, lo que no supimos cuidar ni defender
como seres humanos, “en teoría los inteligentes de la evolución de las
especie”.
Pd. Con este relato
no quiero ser agorero, solo quiero que el lector, medite sobre lo dicho y actué
en consecuencia
.
.
Fdo: Nadavepo.
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